¿Cómo proteger tu embarcación frente a tormentas eléctricas?
En esta ocasión, queremos haceros partícipes de una de nuestras inquietudes a la hora de hacernos a la mar.
¿Que pasa si nos encontramos con una tormenta eléctrica? Qué hacemos?
Para resolver nuestras dudas y aclarar qué hacer en esta situación, hemos contactado con nuestros amigos de Ara Tecnología Náutica, S.L., expertos en esta materia y no han dudado en poner su conocimiento al alcance de todos nosotros. A continuación os exponemos su artículo.
Si tenéis alguna duda, animaos a preguntar al hilo de este artículo, bien a través de este espacio o a ellos directamente, cuantas menos dudas tengamos al salir a navegar, mayor será la seguridad y por tanto el disfrute de nuestra travesía.
Rayos y tormentas, parte 1:
Por todos es sabido que las tormentas, muchas veces, son difíciles de predecir. Y algunas de ellas vienen acompañadas de aparato eléctrico.
¿Qué es un rayo?
Un rayo es una descarga eléctrica súbita. Para que pueda producirse, tiene que existir una diferencia de potencial entre dos zonas.
Las nubes, debido a la fricción con los gases de la atmósfera, tienden a acumular carga eléctrica. Cuando esta carga supera la capacidad dieléctrica del aire de contenerla, se libera parcialmente en forma de descarga atmosférica.
Si lo hace entre nubes con diferente carga podemos ver los relámpagos.
Cuando no tiene otro camino, la única forma de liberarla es hacia la superficie de la Tierra a través de los rayos.
¿Y dónde impactará entonces?
LINEAS DE CAMPO ELÉCTRICO
Imaginemos una zona «de sombra» debajo de la nube. En esta zona, el rayo buscará cualquier punto que rompa con la geometría del plano de la Tierra.
Así, si nos encontramos en esa zona de sombra, en la inmensidad del mar y la homogeneidad de su superficie, nuestra embarcación se convierte en un punto atractivo para la descarga. Lo mismo ocurre con los árboles en las praderas o las cimas de las montañas.
Quizás la probabilidad no es muy elevada, sin embargo, el peligro existe, y en caso de que “nos toque”, es mejor estar protegidos.
¿Cómo podemos protegernos?
La única protección viable si el rayo “decide” alcanzarnos, es, primero “captar” esta descarga, para luego conducirla de manera eficaz y controlada.
En caso contrario, podría impactar directamente en algún punto diferente del mástil, como los obenques, llegando a partirlos. De cualquier modo, una gran cantidad de energía cruzará la embarcación abriéndose camino a través de materiales no diseñados para conducir la corriente, y provocando grietas, agujeros, quemaduras o incendios.
Por otro lado, entre distintas partes metálicas de la embarcación aparecerán unas sobretensiones –durante el tiempo que dura la descarga– que pueden resultar mortales para nosotros si nos encontramos en contacto con ellas.
Para minimizar los riesgos personales y prevenir la aparición de daños materiales, ARA Tecnología Náutica aconseja la instalación de un sistema diseñado a medida de las necesidades de la embarcación, similar al que se realiza en las estructuras en tierra.
Un peligro no tan visible es la posible destrucción de los equipos de navegación y gobierno de nuestro barco. A este peligro estamos sometidos tanto si un rayo nos alcanza como si impacta en las inmediaciones.
En efecto, la caída de un rayo genera una onda que viaja por el aire en forma de pulso electromagnético. Esta onda, al encontrarse con cualquier tipo de espira conductora –como por ejemplo el cableado de la embarcación– se acopla por el fenómeno de inducción, generando una sobretensión en nuestros sistemas.
Por este motivo, pueden producirse averías, incendios o fallos en nuestra red eléctrica y en los equipos conectados a ella.
La solución propuesta en este caso pasa por –tras los correspondientes cálculos y simulaciones en función de la instalación del barco– distribuir adecuados supresores de sobretensiones repartidos estratégicamente en diferentes puntos.
Un proyecto realizado a medida nos protegerá de los daños que se podrían derivar de las tormentas eléctricas, asegurando la integridad de la embarcación y la de sus ocupantes
Algunas recomendaciones.
Tanto si se cuenta con las protecciones adecuadas como si no, deberíamos cumplir al menos dos recomendaciones básicas y muy sencillas:
- Permanecer en el interior y lo más alejados de las partes metálicas, incluida la instalación eléctrica.
- Desconectar –físicamente– la alimentación de los equipos que no sean indispensables para la navegación y así minimizar los riesgos de ser dañados por sobretensiones acopladas.
Algunas soluciones, como enrollar la cadena al “palo” o conectar un cable a la base del mástil para dejar su otro extremo en contacto con el agua, son popularmente conocidas e incluso pueden parecer la opción más acertada.
No obstante, desde nuestra experiencia, afirmamos que estos métodos comprometen la seguridad de la embarcación y sus ocupantes.
Pese a que el estudio de estas soluciones no es objeto de este artículo –esto lo podemos dejar otra publicación– resumimos brevemente algunas situaciones que podrían ocurrir:
– el cable o la cadena podrían fundirse por el paso de una corriente tan elevada. Se generaría un arco eléctrico de elevada temperatura, que provocaría incendios y desperfectos en la embarcación.
– el rayo podría escoger un camino distinto a la cadena o al cable, provocando daños estructurales a su paso.
– el conductor, nuestra cadena o cable, al paso de la corriente del rayo se ve sometido a grandes esfuerzos dinámicos. Al no estar correctamente fijado a ningún sitio, se podría comportar como un látigo metálico y generar graves daños estructurales o personales.
Desde nuestra experiencia, podemos afirmar que no existe ninguna solución de fortuna a la hora de enfrentarse con un rayo, que nos garantice que vamos a salir bien parados. Hay demasiadas variables a tener en cuenta y la “suerte” es una de ellas.
En todo caso, si no tenemos medio de protección y nos encontramos en medio de una tormenta eléctrica, la decisión más coherente pasa por alejarse del núcleo de la tormenta, gobernar desde el interior en caso de ser posible, seguir las dos pautas que hemos recomendado un poco más arriba, y esperar que, en caso de ser alcanzados, ocurran los menores desperfectos posibles.
La peor decisión que podríamos tomar sería la de ponernos a montar un sistema de protección “in-situ”, ya que el rayo no avisa, y esos pocos minutos que tardamos en montar nuestro “invento”, son más que suficientes para que nosotros mismos hagamos de conductor, lo que nos podría lanzar al agua y/o provocar graves lesiones –como quemaduras internas o externas- o incluso la muerte.
Pensad que la descarga dura unas centésimas de segundo, con lo que no nos daría tiempo ni a darnos cuenta.
La mayoría de las veces actuar con cabeza, serenidad y analizando la situación con la calma que se merece, es la mejor de las protecciones.
Y no despedirnos sin recordar un buen dicho marinero;
“Más vale estar en puerto queriendo estar en mar, que en mar queriendo estar en puerto.”
Enrique Falagán/ Justo Sánchez
Ara Tecnología Náutica, S.L.
Tel. (+34) 665 84 22 42/(+34) 622 09 31 42
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Recuerda, en este tipo de materias, no te quedes con ninguna duda antes de hacerte a la mar. Tienes la oportunidad, pregunta cuanto necesites.
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es una idea excelente,no somos conscientes de lo peligrosas que son las tormentas, actuamos sin pensar, como bien dicen en su artículo llevados por la opinión popular y sin pensar en las consecuencias. Si algún día tengo un barco, no dudaré en ponerme en contacto con ARA.
Un saludo
exelente documento