Regata: primera parte
Exposición de algunas ideas básicas para realizar una regata
Tenemos que diferenciar previamente entre la táctica y la estrategia que emplearemos en la regata.
¿Táctica?
Todas las decisiones tomadas durante la regata, con las que nos adaptamos a los cambios de rumbo, situación y posición de los demás barcos.
Representa la forma en que tomamos las decisiones a corto plazo y gracias a las cuales podemos seguir la estrategia decidida. A cada problema debemos buscar una nueva solución.
¿Estrategia?
Con la estrategia definiremos las decisiones tomadas a largo plazo. Tendremos que crear hipótesis y evaluar las posibilidades de triunfo de cada una.
En la estrategia tendremos en cuenta los datos meteorológicos y del mar más importantes, sin tener muy en cuenta al resto de la flota.
La estrategia define la trayectoria que seguiremos dependiendo de cómo sea el viento y las condiciones generales de la regata, de cómo evolucione de la meteo y los demás participantes.
Nos permite, a partir de los datos más relevantes, analizar y definir el orden de importancia de las decisiones que debemos tomar.
A veces la estrategia queda definida antes de empezar la regata, pero también debemos ir corrigiéndola para adaptarnos a los cambios.
El viento… ese gran desconocido
Es indispensable conocer como reacciona nuestra embarcación a las distintas fuerzas y direcciones del viento.
Saber apreciar si la zona de la costa es abierta o cerrada por rocas. Como su altura y como puede “rebotar” en ellas el viento y producir así un empuje, si costeamos donde parece no existir viento.
La corriente
Los cambios en las corrientes de marea afectan al viento por tres razones:
- Modifican el rozamiento que experimenta el viento.
- Modifican la temperatura del agua.
- Modifican la temperatura de la costa (tierra).
Es importante «medir» la dirección y fuerza de la corriente antes de la salida.
En el Mediterráneo sin grandes mareas es difícil medirla puesto que la influencia se nota menos que en otros lugares.
Técnica en la navegación
Fundamental es el conocer en profundidad como responde nuestra embarcación y sacarle el máximo rendimiento.
- ¿Cómo colocar el palo?
- ¿Cómo ceñir mejor?
- ¿En que momento elegir un rumbo más abierto ganando velocidad?
- ¿Qué vela utilizar en cada uno de los vientos?
La caña o timón de un velero debe ser movida muy despacio y menos cuanto mayor sea la embarcación. Hay que tener en cuenta que, siempre, deberemos llevar el barco a su rumbo en el menor tiempo posible y con la menor pérdida de velocidad.
Navegando a un rumbo, nuestro principal interés será siempre el mantenimiento del flujo por la cara de sotavento de la mayor.
Rapidez de pensamiento y decisión
Una cosa es pensar rápidamente y, otra, actuar con prontitud.
Muchos patrones tienen una gran capacidad para tomar una decisión mental sobre una situación pero, luego, son incapaces de ejecutarla con rapidez… quizás movidos por la inseguridad o la falta de confianza en si mismos.
Si somos capaces de pensar y ejecutar nuestro ataque antes de que nuestro adversario pueda haberlo considerado y haya preparado su defensa, casi seguro que le tomaremos la delantera.
Velamen
Hay diversos factores que inciden en la combinación ideal de las velas: el desplazamiento del barco, el tipo de aparejo, la puesta a punto del mismo y las condiciones de viento y olas. Para obtener buenos resultados debemos conocer las condiciones del barco en que nos encontramos y el equipo (maniobra) con que el mismo dispone.
Obviamente, los problemas y las dudas se plantean con vientos aparentes de más de 15 nudos. Generalmente podemos estar sobrecargando el aparejo o no colocando suficiente superficie vélica.
Antes de elegir las velas debemos asegurarnos la puesta a punto del aparejo.
Primero es necesario verificar la caída (proa-popa) del mástil. Esto lo podemos hacer midiendo la distancia que se separa, la driza de mayor con una plomada, del mástil a la altura de la botavara, con el barco flotando correctamente. Normalmente en los aparejos al tope dicha caída debe ser del 2,5% de P (P = Máximo gratil de la mayor). Por ejemplo un barco con un P de 17 metros debe tener una caída de 42 cm. En aparejos fraccionados la caída debe ser del 4%.
Luego debemos revisar la tensión de los obenques (altos, medios, bajos, etc.). Para comprobar la correcta tensión de obenques y caída del palo debemos navegar en ceñida en una intensidad de viento aparente de 12 a 17 nudos con Génova 1 y la Mayor completa.
En esa condición los obenques de sotavento deberán quedar casi sin tensión pero no demasiados flojos. Virar una y otra vez, ajustando o aflojando vueltas a los tensores hasta lograrlo.
Para la caída del mástil debemos observar el ángulo del timón con respecto a la línea de crujía. El promedio no será mayor a 5º ni menor de 3º hacia barlovento (esto significa que el barco deberá tirar un poco a orzar). Si el timón tira mucho a orzar (más de 5º) la caída del mástil deberá ser menor. Si el barco no tira a orzar o si tira a arribar deberemos darle más caída al mástil.
El inventario debería contar con las siguientes velas:
- Mayor
- Génova 1 medio
- Génova 2 (No es una vela imprescindible, pero si muy útil en regatas largas)
- Génova 3
- Génova 4 o Foque
- Tormentín (reglamentariamente es exigido en la mayoría de las clases)
- Spinnaker Nylon 0.75 Oz (Se podría agregar también un Spinnaker 1.5 Oz para viento fuerte).